Las goteras y desperfectos de El Molinón vuelven a la palestra tras el estreno liguero

El pasado domingo, El Molinón vibró con el regreso del Sporting de Gijón a la competición liguera en un emocionante duelo contra el Levante UD. Con más de 23.000 sportinguistas en las gradas, el ambiente fue inmejorable... hasta que las goteras empezaron a robar protagonismo.

No fue una tarde particularmente lluviosa, pero las gotas que se filtraban desde el techo del estadio municipal, especialmente en la zona Norte, desataron las quejas de algunos aficionados en redes sociales. "¿Llevo paraguas el sábado para no mojarme?", comentaba Sergio Lamela en X, reflejando el sentir de muchos.

No es la primera vez que El Molinón da problemas de este tipo. Pero que esto ocurra en pleno verano, con lluvias moderadas, hace que las alarmas vuelvan a sonar, y más aún cuando la previsión para este sábado, cuando el Sporting se enfrenta al CD Eldense, promete más agua.

Y no solo las goteras traen de cabeza a la afición. La icónica fachada del estadio, obra de Joaquín Vaquero Turcios, también sufre un deterioro visible en los últimos años, con desprendimientos que han sido motivo de preocupación tanto para el club como para el Ayuntamiento de Gijón, propietario del estadio.

Ante esta situación, el Ayuntamiento encargó un informe detallado sobre el estado de la estructura y tiene previsto presentar un nuevo proyecto de reforma. Aunque su publicación estaba prevista para junio, el plan se ha retrasado, y todo apunta a que no será público hasta después del verano.

Este ambicioso proyecto busca modernizar El Molinón, no solo reparando los desperfectos, sino también ampliando la capacidad y mejorando los espacios comerciales del estadio. Las obras más recientes, como el cambio del césped, la mejora de los sistemas de sonido y la instalación de nuevos videomarcadores, ya han sido un paso adelante, pero el objetivo es mucho más amplio.

Con las lluvias previstas para este sábado, la estructura de El Molinón tendrá una nueva oportunidad de demostrar si está preparada para resistir o si, por el contrario, las reformas ya no pueden esperar más. La afición, por su parte, estará pendiente tanto del resultado en el campo como de lo que ocurra sobre sus cabezas.